La Guarimba

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“La Guarimba” es muy simpática. Debe – a nuestro juicio en el MRR (Movimiento de Recuperación Radical) – ser empleada en el caso de que nos veamos en la imperiosa necesidad de defender la constitución de manera radical, es decir: hasta el final.


Todos aquellos generales y/o coroneles (activos o no) a quienes les he planteo “La Guarimba”, me responden de manera EXACTA: no hay forma de combatirla… no hay suficiente personal militar ni proyectiles en las Fuerzas Armadas de Venezuela para controlarla. No existe un plan diseñado para tal caótica y anárquica situación. De ser aplicada CORRECTAMENTE contra el régimen que se levante en contra de nuestra constitución, éste no duraría una tarde.

En el supuesto negado que al incipiente régimen CASTRO-COMUNISTA del Sr. Hugo Rafael Chávez Frías se le ocurriera violar la constitución de nuestra patria – “guaraleando” o “pedaleando” el “Referendo Revocatorio”, por ejemplo – sería candidato idóneo para la terrible “Guarimba”, la cual – de llegarse a aplicar CORRECTAMENTE – convertiría de inmediato a este régimen en parte de la historia de Venezuela que se enseñaría a los niños en las escuelas para que jamás suceda un evento tan funesto como esto que algunos llaman “revolución bonita”.

“La Guarimba” es el nombre que se le dio a un plan perfectamente diseñado para ser aplicado AL UNÍSONO en TODAS LAS GRANDES CIUDADES DE VENEZUELA de llegar el momento de la DEFENSA RADICAL de la patria y de todo lo que ella tiene adentro, como nuestros hijos, nietos, recuerdos… raíces. No requiere de mucha disciplina y de absolutamente alguna organización. No es necesario hacer simulacros ni amerita la conformación de células clandestinas.

Se trata de combatir a un determinado y forajido régimen frente a nuestro propio “territorio”, vale decir: nuestras casas o edificios… dependiendo donde viva cada quien. Lo único que este plan requiere es que TODOS salgamos a las calles FRENTE A NUESTRAS VIVIENDAS y permanezcamos en ellas – pasiva o activamente -- hasta que “El Máximo” vuelva a renunciar o “juya” como un condenado, dejando el pelero y el rancho ardiendo.

Si nos vienen a visitar “los círculos”, cada quien hará lo que mejor le parezca. Habrá quienes decidan enfrentarlos de igual a igual… algo así como ya sucedió en Santa Mónica donde los malvados cogieron plomo parejo. Habrá quienes preferirán reagruparse dentro de sus respectivas viviendas. Quién sabe si desde los edificios comience una refriega para repeler a los atacantes con piedras, botellas, “coctelitos Molotov”, etc. Lo cierto es que tan pronto se vayan, volvemos a las calles. Habrá muchos que colocarán barricadas hechas con sus propios vehículos para que por allá no pase nadie… de todas maneras, de perder la guerra perderemos también los carros… y nuestras viviendas y los colegios de nuestros hijos… y la libertad, así como nuestra dignidad como pueblo.

“La Guarimba” es totalmente anárquica. Cada quien hace lo que le venga en gana, dependiendo del grado de frustración, guáramo o los pertrechos con los cuales se cuentan. Quién sabe si mientras la ciudad está totalmente trancada -- fuego por donde quiera, barricadas, etc -- a algunos grupos más extremistas se les ocurra hacer maldades aquí y allá. Si esto último ocurriese, no habría movilidad de acción para la represión porque todo estaría trancado. Si brotase un disturbio en Petare, las tanquetas no podrían llegar a él porque no habría paso. No sería nada extraño que brotase cualquier cantidad de disturbios por doquier… ¡y a nivel nacional! Un “Plan Ávila” se quedaría corto… muy corto, más bien enano. Además, como ñapa, definiría quién está con quién dentro de cada cuartel. Hay quienes aseguran que la proporción “allá dentro” es similar a la de afuera, en el mundo civil. Si esto es cierto, la mayoría se impondría. Habría que ver de cuál parte está la mayoría… en fin.

Hablando las otras tardes con un general -- quien tuvo un alto cargo de jefatura en el Ejército -- me dijo que “La Guarimba”, tal cual la he planteado aquí, sería la pesadilla de cualquier oficial a quien le tocara poner orden en una determinada ciudad. Claro está que este plan no es para emplearlo alegremente, solamente en caso de extrema necesidad… en el supuesto NEGADO que a este régimen se le ocurriese radicalizarse hacia ese “mar de felicidad” donde la gente, con tal de escaparse, está dispuesta a jugarse la vida muriendo en el paredón o en la boca de un tiburón hambriento y feroz.

Un fuerte y solidario abrazo radical y “guarimboso”,

Caracas, 3 de mayo de 2003